Guía básica para disfrutar de Bilbao
Bilbao es una ciudad de obligada visita al menos una vez en la vida. Perderse por sus calles, contemplar edificios de todos los estilos, es una experiencia que nada tiene que envidiar a otras grandes ciudades como Nueva York. En 2010, Bilbao dejó atrás definitivamente su etapa industrial para renacer como una ciudad moderna y cultural. Prueba de ello es el Nobel de Urbanismo que recibió, el Lee Kuan Yew World City Prize, concedido por la ciudad de Singapur.
Cita con la cultura y el arte en el Museo Guggenheim
Una vez en Bilbao, no podemos dejar de visitar el Museo Guggenheim y a Puppy, el perro gigante que descansa a su lado. En el museo, aparte de la colección propia, que incluye la Fuente de fuego de Yves Klein o los Tulipanes de Jeff Knoos, podremos visitar hasta el 4 de septiembre la exposición «Yoko Ono: Half-a-wind-show. Retrospectiva«: casi 200 obras que incluyen todo tipo de objetos, dibujos, fotografías, y hasta material audiovisual como películas, texto y audio, de las actuaciones de Yoko Ono.
La muestra, que se organiza por el 80 cumpleaños de Ono, muestra una visión de la producción y la performance de la artista: ideas poéticas, absurdas y utópicas que son la base fundamental de sus creaciones. La muestra se organiza de forma cronológica a partir de a década de 1960 y llega, por supuesto, a las obras creadas junto con John Lennon o el álbum que grabó Ono en 2012 con Kim Gordon.
Para después de la visita a las exposiciones el Guggenheim también ofrece una experiencia de lo más sibarita en su restaurante, Nerua. Un espacio minimalista que se dedica a las especialidades del mar. El local cuenta incluso con un laboratorio I+D+I en el que cinco personas se dedican a escribir nuevas formas de sorprender a los comensales.
Arte y gastronomía para todos los públicos
Si seguimos hablando de arte, La Alhóndiga es un espacio de arte contemporáneo al que acudir con toda la familia. Es un antiguo almacén de vino reformado, que se ha convertido en otro reclamo cultural de la ciudad, que además cuenta con una piscina en su Centro de Actividad Física.
Para matar el gusanillo después de tanta visita cultural, disfrutar de las kokotxas, el txacolí o los pintxos es uno de los atractivos de la ciudad. Y en las calles del Casco Viejo, centro neurálgico de la ciudad, están los mejores. Se pueden encontrar lugares de todo tipo: desde el típico bar que recuerda a casa de la abuela con la comida vasca más tradicional, hasta lugares con una decoración exótica y de lo más extravagante. Uno de los más populares es USB, Un Señor de Bilbao, mítico restaurante de decoración llamativa con sus mesas de distintos colores y multitud de cuadros, donde hay un universo de quesos por degustar.
No se habrá estado en Bilbao si no se visitan los puentes de Zubizuri o de La Salve, al lado del Guggenheim, con sus paredes interiores llenas de graffitis. Y para terminar la visita el Puente Biskaia, una pasarela de hierro considerada Patrimonio de la Humanidad, que une Portugalete y Getxo con una preciosa panorámica de la ría.
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Imagen| Jose Maria Cuellar