Tras los pasos de Isabel la Católica

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A menudo necesitamos que un programa o serie de televisión nos haga valorar el patrimonio natural o cultural que tenemos a la vuelta de la esquina y en el que no habíamos reparado. Eso mismo es lo que ha pasado con una exitosa serie de televisión que lleva el nombre de la reina más famosa del imperio español: Isabel. Desde que Televisión Española la estrenara el septiembre pasado, muchas personas se han interesado por la vida de los Reyes Católicos y por una región que abarca tres provincias de Castilla y León, la antigua Castilla, y donde Isabel pasó gran parte de su vida.

Hoy os proponemos reseguir los pasos de una gran mujer que llegó a eclipsar a su marido, y conocer los vestigios arquitectónicos de un pasado esplendoroso. Todo ello sin olvidar degustar una deliciosa gastronomía local que poco ha cambiado en los últimos siglos.

El inicio de la ruta bien podría ser el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, en Madrigal de las Altas Torres (Ávila), donde un 22 de abril de 1451 nació Isabel I de Castilla. Este monasterio, que antaño fue el Palacio de Juan II de Castilla, fecha del siglo XII y es de estilo gótico-mudéjar. En él destaca la sala de Cortes, el claustro, la capilla real y una escalera regia del siglo XV. Actualmente, por añadidura, conserva algunas obras de arte y mobiliario antiguo.

Después de visitar el lugar de nacimiento de nuestra protagonista podemos desplazarnos hasta la ciudad de Arévalo, adonde fue a vivir Isabel con su hermano Enrique IV una vez fallecido el padre de ambos, Juan II. Allí es menester visitar el Castillo de Arévalo (s.XV), lugar de residencia y donde Isabel recibió una esmerada educación a cargo de los franciscanos. También en Arévalo podemos acercarnos al Museo de Historia de la ciudad, antigua Casa de los Sexmos y lugar donde los Reyes Católicos signaron el famoso Tratado de Tordesillas el 2 de julio de 1494 con el que el Reino de Portugal y los Reinos de las Españas se dividieron el nuevo mundo.

En Segovia destacan tres lugares de ineludible visita. Primero, el majestuoso Alcázar, imponente construcción a orillas de los ríos Eresma y Clamores construido en el siglo XII y que fue lugar de residencia del monarca Enrique IV e Isabel. También destaca la Catedral de Segovia, de estilo gótico tardío, lugar elegido en el que Isabel recibió a su esposo Fernando tras su proclamación como Reina de Castilla. Y, finalmente, la céntrica iglesia románica de San Miguel, donde Isabel fue proclamada Reina tan solo un día después de conocerse la muerte de su hermano Enrique el 12 de diciembre de 1474. En la actualidad este templo todavía conserva la portada románica.

Viajando hasta Valladolid, la capital de la actual Castilla y León, nos acercamos al Palacio de los Vivero, un edificio renacentista del s.XV que acogió la ceremonia de bodas de Isabel y Fernando el 19 de octubre de 1469 y que hoy es la sede del Archivo Histórico Provincial.

La ruta terminará en Medina del Campo, localidad donde se ubican el Palacio Real Testamentario (donde murió la reina Isabel la Católica en 1504); el Castillo de la Mota (donde se despidió Isabel de su hija Juana antes de que esta partiera a Flandes); la Iglesia Colegiata de San Antolín (construida gracias a una bula del Papa Sixto IV que consiguieron los Reyes Católicos para elevar de categoría la iglesia parroquial de San Antolín); y las Reales Carnicerías (edificio levantado por orden de los mismísimos monarcas para abastecer de carne a la población de Medina del Campo).

Y durante el trayecto, ¿qué comemos?

Castilla y León tiene reputación de buena gastronomía y platos contundentes. Innumerables restaurantes y mesones deleitan al comensal con productos de proximidad y con surtidas despensas y bodegas. Son propios de estas tierras platos emblemáticos como el cochinillo (famoso en Segovia pero casi tan bueno o más en Arévalo); el lechazo (más propio de Medina y Valladolid pero igualmente dorado al horno de leña); el gallo turresilano de Tordesillas; o los gustosos e interminables chuletones de Ávila. Y de postres, ponche y arroz en azúcar. Todos estos manjares se pueden regar con vinos de alta calidad que se producen en la zona, sobre todo los blancos, tintos y rosados de la Denominación de Origen Rueda o los caldos de las cercanas D.O. de Toro y D.O. Ribera del Duero. Algunos restaurantes han visto filón comercial a la ruta isabelina, así que no sería de extrañar encontrarnos con carteles que ofrezcan ‘menús isabelinos’.

Alojamientos históricos y para todos los bolsillos 

Aunque el solitario paisaje de Castilla esté apenas moteado por pequeñas poblaciones, no será difícil encontrar alojamiento de diferentes estilos y presupuestos. Existen hoteles, apartamentos turísticos y en algunas zonas alojamientos rurales. Nosotros, sin embargo, recomendamos alojarse en establecimientos históricos como la Posada Real Los Cinco Linajes de Arévalo (casona del XIII); el Hotel San Antonio el Real de Segovia (un cuatro estrellas ubicado en una parte del antiguo palacio de caza de Enrique IV); el Hotel Palacio de San Facundo de Segovia (otro cuatro estrellas casa-palacio del s. XVI); o el Hotel ‘La Casa Mudéjar’ (un tres estrellas que es un antiguo palacete del s. XV mudéjar).

Huelga decir que el orden de la ruta descrita anteriormente puede variar según convenga. De esta manera, hay quien preferirá empezar en Medina y acabar en Ávila; comenzar en Valladolid y terminar en Segovia, o visitar sólo alguna de las ciudades mencionadas. En todo caso, pisar estancias reales, visitar palacios mudéjares, contemplar el paisaje descrito por Delibes o degustar un cochinillo asado está más cerca de lo que imaginas. En  nuestra web de  alquiler de autobuses encontrarás la mejor combinación que te acercará a la Ruta Isabelina.