10 claves para reconocer a un viajero parásito

Seguro que este verano ya te has ido o te vas a ir de vacaciones. Posiblemente hayan sido unas vacaciones geniales, en sitios maravillosos, paisajes de ensueño y sobre todo, rodeado de la gente que más te gusta. O no. Quizá hayas sido uno de esos pocos desafortunados que un día decidieron viajar con la persona equivocada, con esa persona con la que acabarían discutiendo casi todos los días del viaje o, aun peor, a los que habrían tenido que odiar en silencio.

¿Has sido uno de esos y no quieres volver a caer en el mismo error? Aquí te damos algunos rasgos característicos del viajero parásito, ese con el que nunca deberías viajar:

1. Se levanta tarde

Un compañero de viaje parásito odia madrugar. Se va a quedar dormido justo el día que tengáis planes pactados. Te va a odiar por las mañanas hasta el momento en el que se espabile con un café. Y por favor, no se te ocurra meter prisa por la mañana porque entonces sí que puede desencadenarse una auténtica guerra. Mucho, mucho cuidado.

cama viaje

2. Pone pegas en las comidas

Hay una equivocación muy extendida entre el turismo y es creer que lo interesante solo lo vamos a encontrar en los monumentos y lugares de interés de los destinos que visitamos. Cuando viajamos, también debemos hacerlo gastronómicamente, por lo que es posible que debas replantearte tu compañía si tu compañero de viaje pone caras de asco con cada plato nuevo que os ofrecen, se niega a probar nuevos sabores y veta de tus comidas los ingredientes que él no quiere en las suyas.

comida viaje

3. No le interesa el destino

No hay nada más soporífero que visitar un lugar con alguien al que no le interesa lo que ve. Pero tranquilo, este rasgo seguramente podrás detectarlo a tiempo antes del viaje si, al enseñarle fotos y actividades del destino, no muestra especial interés.

4. No tiene paciencia

«¿Cuándo llegamos?», «¡Llevamos mucho tiempo andando, necesito descansar! (otra vez)» o «Hay demasiada cola» serán sus frases estrella durante el viaje. Como si de un niño pequeño se tratara, tu compañero parásito estará soltando éstas y otras frases de manera aleatoria cada cierto tiempo para que recuerdes lo difícil que es para él cerrar la boca durante los momentos más pesados. Evítalo o lleva siempre unos tapones para los oídos, por lo que pueda pasar.

5. Es un auténtico dictador/no toma ninguna decisión

En este caso, tenemos dos tipos de compañero parásito. Por un lado está aquel compañero con el que no tienes ni voz ni voto para decidir. Todo está perfectamente estructurado y planificado para que podáis ver todo en los días señalados. Lo que él no sabe es que quizá a ti te apetezca visitar otros sitios o hacer otras actividades, pero claro, tú no dices nada porque pobre de ti si lo haces. Por otro lado, está ese compañero ameba al que todo le da igual. Su cerebro reacciona igual tanto si le propones hacer puenting como si quieres visitar un museo. Y eso, al final, acaba pasando factura.

6. Se deja llevar por el postureo

Este rasgo se ha propagado masivamente en los últimos años. Pero bueno, todo puede pasarse si sabemos controlar el postureo. ¿Cuándo debemos frenar esto? Por ejemplo, cuando lleves más de media hora para conseguir la foto perfecta para el Instagram de tu compañero, sean las dos de la tarde y haya 38 grados a la sombra. Lo mismo no te merece la pena si repite el proceso con cada monumento importante del lugar.

selfie viaje

7. No se calla

Cuando vas de viaje, seguramente te guste disfrutar de una buena compañía que te haga reír y hablar de temas interesantes. Sin embargo, seguramente necesites algún momento, por pequeño que sea, para ti solo. Pues bien, un compañero parásito no sabrá cuándo ha llegado este momento.

8. Se preocupa demasiado/demasiado poco por el dinero

Por un lado, está ese compañero parásito que te recordará los dos euros con cincuenta y cuatro céntimos que le debes. Ese que no querrá jamás gastarse el dinero en lo que a ti tanto te apetece hacer. Por otro lado, existe el compañero parásito que, oh, vaya, jamás encuentra la cartera cuando hay que pagar la cuenta o que argumenta tus préstamos con un «una por ti y otra por mí, amigo». Ambos saturan por igual.

9. No viene preparado para el viaje

Decidió que sus sandalias eran el calzado más adecuado para hacer el Camino de Santiago y a la tercera ampolla reconoció que quizá no había sido una buena idea. No solo te lo reconoce, sino que te recrimina no haberle obligado a comprarse un calzado más cómodo. Tú decides callarte porque al fin y al cabo se trata de pasar un buen rato entre amigos, pero todo se hace cuesta arriba cuando se pone a llover y él no tiene chubasquero. Y se queja porque tú, mente previsora, sí lo metiste en la maleta.

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10. Critica todo lo que ve

Un compañero parásito siempre se va a meter con el acento de la gente procedente del destino que elijáis, con su comida, con sus tradiciones, con sus monumentos, con sus fiestas. A todas horas y con total y absoluta falta de tacto. En estos casos, casi es mejor aclarar la situación al principio, intentando convencerle de que no todo tiene que ser malo, o por lo menos invitarle a mantenerse callado y prudente ante ciertos comentarios que quizá no te apetece escuchar.

Si has elegido bien tus compañeros de viaje, este verano #MuéveteMÁSconALSA y descubre los mejores destinos que te esperan este verano.